2/9/12

DIBS, en busca del yo.


Virginia M. Axline narra el proceso psicoterapéutico de un niño de 
5 años quien se llama Dibs y es catalogado como un niño con retraso 
mental por sus propios padres y las personas que le rodea, 
sin saber que realmente es un niño con falta de identidad 
personal y un retraso en la inteligencia emocional creada por 
la ausencia de afecto desde su nacimiento. A través del proceso, 
Virginia Axline explica los principios básicos en la terapia de juego no directiva y las técnicas empleadas para reflejar las emociones del niño. 





I.        Dibs , en busca del yo es un libro escrito por Virgina Axline (1975) donde relata el proceso psicoterapéutico de un niño de 5 años llamado Dibs, cuyos padres reportaban como un niño con retraso mental, un niño muy retraído que presentaba perturbaciones de la conducta, el desarrollo lingüístico y área emocional. Lo que derivaba era  retraimiento y una conducta agresiva hacia sus compañeros y cuidadores como hacia el mismo al no quererse relacionar con nadie, ni mostrar sus sentimientos. Dibs asistía a una escuela ordinaria, sin embargo su comportamiento era complejo de controlar para sus maestras.
II.       Durante la historia narrada de Dibs, se menciona a los miembros de su familia como seres emocionalmente lejanos hacia Dibs, lo cual causaba en el paciente, complejidad emocional en los intentos fallidos de las relaciones interpersonales. Su madre, una médico cirujano solía ser muy exitosa antes del nacimiento de Dibs, renunció a su trabajo y se sentía avergonzada de Dibs. Su esposo, el padre de Dibs era un científico “un hombre brillante, pero distante”  quien se enterró en el trabajo para no llegar a su casa. La hermana menor, Dorothy, es descrita como una niña perfecta que no se relacionaba con Dibs. Por lo contrario, la abuela es la persona con la que Dibs se relacionaba durante los primeros 3 años de vida, hasta que ella se fue a vivir a otro estado cuando ya lo visitaba 3 años.
III.               Para los padres de Dibs, su nacimiento fue un evento traumático que “les estropeó la vida y les arruinó sus planes. “ (madre de Dibs) Para ambos profesionales, desde el inicio Dibs los avergonzaba, los padres habían crecido en el seno de hogares en los que la inteligencia y los logros académicos se valoraban por encima de otras. Dibs es comparado con un animal salvaje porque no hablaba, no jugaba y atacaba a las personas, razón por la que fue escondido hacia los demás, y por la que lo llevaron al neurólogo para un diagnóstico psiquiátrico y psicológico. Para la madre Dibs era esquizofrénico o autista. Los siquiatras y las trabajadoras sociales señalaron a los padres su comportamiento hostil y de Erazo hacia dibs mencionando que necesitaban ayuda. Dibs ingresó a la escuela donde su maestra se esforzaba por comprender su comportamiento, sin darse por vencida. El perfil de Dibs antes de inicial la terapia ciertamente manifestaba negación y el rechazo al contacto físico, su lenguaje limitado, las reacciones agresiva, las conductas repetitivas, la amenaza de la invasión de su espacio y la incapacidad de socializar se podían categorizar como rasgos de un niño autista.
IV.                Como se menciona en el libro, Dibs es un niño necesitado de afecto, desde su nacimiento su patrón de conducta aprendida fue el rechazo, la hostilidad, y las críticas de sus padres. A pesar de ser un niño diagnosticado como superdotado, tenía un retraso emocional causado por la indiferencia de los padres. Dando lugar a su conducta agresiva y limitante intra e interpersonal. Su frustración al no tener una forma de comunicarse con dignidad con los demás y con él mismo, la incapacidad de contactarse con su interior que no había sido desarrollada en la realidad exterior, había provocado en él sentimientos de ira hacia la dinámica familiar y escolar, Ay, yo odio-odio-odio …te escupo en la cara. Te escupo en el ojo. Te arranco la cabeza en lo profundo de la arena …¿te gustó mi canción?” Esta fue una de las canciones que Dibs cantó en una de las sesiones de juego no directivo, mostrando realmente una ira incontrolada. A través del juego no directivo, Dibs pudo descubrir su Yo verdadero, logró interiorizar sus experiencias y madurar con respecto a su realidad. Su desahogo logró que Dibs pudiera expresar sus emociones tanto negativas como positivas. LA dinámica familiar era el punto clave en el desarrollo emocional del niño. Su conflicto era aprender a conocer y conectarse con su área emocional.
V.              El proceso psicoterapéutico inicia desde las observaciones que V. Axline hace en la escuela, sin embargo, no se deja guiar ni se basa en los comentarios o las interpretaciones de otras personas. Es allí donde se establece la primera sesión en el salor de juego de la escuela, donde la terapeuta le hace ver al paciente cómo será el proceso desde allí. Al continuar con el proceso, V. Axeline visita a los padres para solicitar permisos y firmas de autorización para grabar y escribir sobre la terapia. En esta parte la autora deja en claro que no toma una actitud de presión ni hostigante ante la familia ya que ella no quería que fuera a sentirse como un compromiso. Después de recibida las cartas firmadas y autorizadas, la terapeuta establece los principios a trabajar como los horarios y los días sin establecer un lazo emocional con el paciente. Se recalca durante el relato, la importancia del horario establecido y el cumplimiento con el mismo. A pesar de los intentos de Dibs por permanecer más en el área de juegos, Axline mantuvo las reglas del juego bastante claras. Por otro lado, la terapeuta no se precipitó en hacer juicios ni interpretaciones de las conductas observadas, simplemente se enfocó en reflejar las emociones del niño. La continuidad del proceso era tal y como Dibs quería, dándole la oportunidad de decidir y descubrir por si mismo. Al final, se le permitió a Dibs despedirse del cuarto, se le dio otra cita que el niño había solicitado después del verano para poder despedirse y creo que esa fue su forma de agradecerle a la terapeuta. Y así fue como se cierra el proceso.
VI.                En otra instancia, se puede observar la funcionalidad de los diálogos mantenidos entre la terapeuta y el niño. La terapeuta como primer principio, establece una relación amigable con Dibs. En la primera sesión realizada en el cuarto de juego de la escuela, V. Axline establece claramente que es Dibs quien guiará como se llevará a cabo la sesión, permitiéndole al niño que se exprese tal y como él lo quiera. Así también se pudo observar que el terapeuta no sugiere ni hace interpretaciones precoces ante la conducta del niño, más bien, muestra una conducta alerta a las emociones expresadas por Dibs reflejándole solamente los sentimientos sin emitir juicio a su conducta y así le da la oportunidad al niño para que sea él quien identifique lo que está manifestando a través del juego y de esta forma pueda hacer una autorreflexión de sus propias expresiones, en esta frase, se puede ver uno de los reflejos realizados por la terapeuta, logrando que Dibs hiciera un contacto con su yo interior. Dibs: “hace un día lindo afuera. Miss A. ¿por qué es siempre un día lindo cuando estoy aquí? Virginia: “¿te parece que siempre es un día lindo cuando vienes aquí?” Sin embargo, a pesar de tener una actitud permisiva, los principios de respeto y responsabilidad fueron establecidos desde una primera instancia, Virginia: “No le pregunté si quería irse. En realidad, no había decisión que él tuviera que tomar. Tampoco le pregunté si le gustaría regresar. Podría no querer comprometerse; además, a él no le correspondía decidir”. Esto expresa como la terapeuta buscaba evitarle conflictos al paciente y le daba un papel de responsabilidad en su propio proceso de madurez. Axline mostró distancia entre las relaciones emocionales que el paciente pudo haber favorecido sin embargo siempre estableció un ambiente que le brindaba seguridad y confidencia a Dibs, incluso al despedirse él menciono: “Tal y como yo lo quiero” él se sentía capaz de tomar sus propias decisiones.
VII.          En la lectura, se muestra como Dibs fue madurando al experimentar sus capacidades y reconocer su propia identidad y a conocerse y aceptarse el mismo. Los sentimientos de frustración y ansiedad que lo hacían refugiarse en un mundo indiferente fueron disminuyendo a través de la búsqueda profunda que Dibs hizo en él mismo. Logró establecer sus diferencias y sus sentimientos para comprenderse a sí mismo y exteriorizar sus emociones.
La terapia de juego no directivo y la actitud del terapeuta le permitieron establecer seguridad en él mismo, brindándole independencia emocional al darle la responsabilidad que fuera él quien escogiera qué hacer y cómo hacerlo. Se abrió un mundo en el que Dibs podía autodescubrirse a través del juego, sin apresurarlo y siguiendo su iniciativa respetando su espacio. También se puede concluir que la relación entre paciente-terapeuta fue establecida desde el inicio como una relación sin compromiso de parte de la terapeuta pero si mostrándole al paciente que estaba atenta a las emociones que en el niño podrían despertar en el juego.
A partir del juego simbólico Díbs proyectó sus emociones tanto dolorosos como los que fueron emergiendo con fuerza y seguridad y que abrieron  el camino en busca del “Yo verdadero” de Dibs. 

Bibliografía:
Axline, Virginia M. DIBS, en busca del yo. Editorial Diana, Mexico, 1977. 

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